Descripción
Uno de los tantos misterios del Universo es la raza humana.
Quizás seamos una especie “cultivada”, programada por un propósito que se nos escapa, creada con una meticulosa ingeniería genética y una especifica fecha de caducidad para qué nuestro tiempo sea limitado, finito. ¿Será por esto que simplemente existir no es suficiente?
Somos una especie que no consigue encontrar sosiego en nada, somos demasiado curiosos para no querer saber, siempre cuestionando nuestros propios deseos, nuestras aspiraciones o nuestra identidad. Luchamos contra lo inevitable y creemos en los conflictos. ¿Por que nos arriesgamos tanto? Si somos víctimas, no sólo por causas exteriores, sino por nuestra propia naturaleza, ¿vale la pena sacrificarnos por entender?
Caracterizan este cuadro una pintura singular, un estilo dinámico, contemporáneo y el onirismo.
Onírico es un adjetivo que hace referencia a los sueños o a la fantasía, pero también se utiliza para indicar
todo aquello que es irreal. En el mundo de la pintura, el término se refiere a los cuadros realizados con
un elevado grado de fantasía o surrealismo hasta el punto de considerarse el fruto de un sueño.
Y así tenemos que leer esta obra de líneas incisivas, como para reforzar una doble realidad, un pretexto
para descubrir el mundo que el pintor Ivo Sirakov lleva dentro.
Las llaves de lectura son múltiples, porque polifacética es la interpretación de los sueños o, según Freud,
de los pensamientos aleatorios del subconsciente humano que forman los sueños.
Cierto es que “Black River” (Río Negro), deja perplejos, sugestionados, atónitos por la presencia de un
gran número de elementos y de significados que se le puede atribuir, pero como Joan Miró solía afirmar:
“Un cuadro no se acaba nunca, tampoco se empieza nunca, un cuadro es como el viento: algo que
camina siempre, sin descanso”.
La obra se envía en caja de madera personalizada con el sello y la firma original del autor
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