Description
La Mayor de las tres Moiras que atendía la muerte. Terminaba con la vida de los mortales cortando su hebra con las espantosas tijeras. Átropos, desde el griego, «que no cambia», no había forma de detenerla. Su nombre ha dejado huella en la química. Existe una planta: la «belladona» («mujer bella» en italiano), de cuyo jugo se obtienen unas gotas para los ojos. Dichas gotas producen la dilatación de las pupilas y las mujeres que utilizaban estas gotas consideraban que sus ojos adquirían un aspecto oscuro de gran belleza, y de ahí la razón de que la planta recibiese tal nombre. Sin embargo, si se ingiere, el jugo de belladona es muy venenoso. Al parecer, antes de morir, la víctima se sumerge en un estado de fuerte sugestión e hipnosis.
En otras palabras, esta planta puede cortar el hilo de la vida tan inexorablemente como Átropos. También los romanos imaginaron a tres hermanas que determinaban el destino de los hombres. Las llamaron Parcas, palabra latina que significa dar a luz, ya que la acción de esas hermanas
daba a luz el futuro. Los romanos (y también los griegos) creían que no siempre había que esperar hasta el final para saber lo que les traería el futuro. Consideraban que este futuro podía serles revelado de antemano por los dioses a través de los «oráculos», palabra latina que significa «hablar». La persona que recibía un oráculo era por lo general una sacerdotisa que, al caer en trance, hablaba con palabras consideradas de inspiración divina.
Esas sacerdotisas solían poner mucho cuidado en emitir oráculos que no predijeran el futuro con demasiada claridad, sino que pudiesen ser interpretados al menos en dos sentidos diferentes. Con ello, siempre quedaban a salvo.
En la mitología griega Átropos (en griego Ἄτροπος, ‘inexorable’ o ‘inevitable’), a veces llamada Aisa, era la mayor de las tres Moiras. Átropos elegía el mecanismo de la muerte y terminaba con la vida de cada mortal cortando su hebra con sus «aborrecibles tijeras». Trabajaba junto con Cloto, quien hilaba la hebra, y Láquesis, quien medía su longitud. Las tres eran hijas de Zeus y Temis, diosa del orden, o de Nix, la de la noche. No está claro si Zeus era superior a las Moiras o si estaba sujeto a ellas igual que los mortales. Su equivalente en la mitología romana era Morta
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