Descripción
Dimana la poeta es el retrato de una conocida que es una de las poetas búlgaras vivas mas talentosas que he conocido. Sus estrofas te descomponen, para volver a componerte acto seguido de la manera mas desconocida incluso para tu mismo. Su Universo metafísico emerge de sus libros como un mundo que que duele y atrae en el mismo tiempo. Su poesía actúa como un secuestro emocional para el alma. Es su mundo de nunca jamás… Ella misma, igual que sus estrofas blancas tiene una presencia de difícil olvidar. Confió que he podido trasmitir esto con mi dibujo.
La poesía y la música siempre han estado íntimamente unidas. Ambas son obras de sonido y silencio, de palabras y significados, los rapsodas y los aedas, decían en la antigua Grecia, pero ¿existe una correlación entre la poesía y la hipnosis? Ciertamente y remota a la Edad Media en
la cual, como práctica establecida, había la lectura silenciosa, que la invención de la imprenta hizo desaparecer. Se distinguía entre lectura silenciosa (in silentio) y lectura en voz baja (ruminatio, murmullo), como si existiera una relación de progresión entre una y otra: el que lee
en silencio, de pronto, presa del hechizo escrito, como en trance comienza a bisbisear. Según el poeta y filósofo romano Tito Lucrecio Caro, en su De Rerum Natura (De la naturaleza de las cosas o Sobre la naturaleza de las cosas), la poesía es: “La miel melódica del lenguaje poético que se coloca en los bordes del vaso para que el discípulo beba inadvertidamente, hasta la última gota, el jarabe amargo del saber.” Y según lo que escribe San Agustín en sus Confesiones, la poesía es hipnótica. Ese movimiento pendular de los ojos que recorren y desandan, una y otra vez, el camino de la prosa, se parece al movimiento ocular que conlleva la contemplación fija de un péndulo en la hipnosis.
con el suave canto de las musas
quise explicarte mi sistema todo
y enmelarte con música pieria
por si acaso pudiera de este modo
tenerte seducido con mis versos
hasta que entera y fiel Naturaleza
sin velo ante tus ojos se presente.
La palabra «hipnosis», del griego hypnon, significa dormir, soñar y es algo que también puede provocar la lectura de ciertos textos soporíferos. Hypnos, dios del sueño, era el hermano de Tanathos, dios de la muerte, y en un ensayo sobre la metáfora (1936), Borges analiza las similitudes entre el sueño y la muerte desde la Ilíada hasta el famoso parlamento de Hamlet, que inmortaliza la relación de contigüidad entre los dos hermanos griegos: «Morir, dormir, tal vez soñar». Raymond Chanlder sintetiza la cuestión en un título memorable, que es un eufemismo de la muerte: El sueño eterno. Como sea, parecería existir una proximidad mortal, peligrosa, en la emergencia de este tipo de lectura afónica, muda, sustraída de toda voz: el lector está como ausente, sus ojos se mueven como un metrónomo, ¿dónde quedó su voluntad volitiva? ¿Qué está pasando? ¿Qué imagina? Hipnosis.
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